Elegante

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Hay muchos críticos y analistas musicales que son de la idea de que los artistas tienen en la cabeza un escenario claro y despajado a la hora de escribir una canción. Piensan que los músicos deciden lo que van a ser las canciones antes de ponerse a escribirlas. Puede que tengan razón en algunos casos (conozco ejemplos que podrían demostrar lo anterior) pero mi sensación es que es una minoría y que la mayoría de las veces las canciones salen por donde tienen que salir, ese útero virtual y mágico en el que están todas y que no conoce estilos ni referencias ni sensaciones. Es evidente que no puedo hablar en representación de todo el mundo pero esa es la sensación que yo tengo y desde luego en lo que a mi respecta es exactamente como digo. Jamás he me he sentado a escribir un rock & Roll o una balada o un himno indie o una plegaria country. Sale lo que sale y realmente es un tema del que nunca me he preocupado ni me obsesiona.

En relación con todo esto hay un tema que si me produce cierta curiosidad por aquello de que no lo entiendo ni sé de donde viene. Durante la duradera carrera de los Happy Losers es obvio que recibimos muchas críticas a los discos que publicábamos que en general, lo cual es algo de agradecer, eran bastante buenas para ojos ajenos al grupo o para el común de los mortales. Para mi, aun siendo buenas, tenían muchas veces un cierto poso de displicencia que no me gustaba un pelo aunque ese es otro tema del que hablaré otro día. Lo que si que era una nota común en casi todas las críticas y adjetivo que se repetía a su vez en muchos foros era aquello de la “clase” y la “elegancia”. Reconozco que son los adjetivos que más me han gustado de entre todos los que recibimos y reconozco también que la primera vez que lo escuché me llamó mucho la atención porque no era consciente. No sé como se consigue hacer pop elegante o con clase pero creo que soy capaz de reconocerlo y esta semana la he ocupado por alguna razón con grupos de música elegante.

El primero de ellos es una de las grandes sorpresas de los últimos tiempos en mi discografía. Hace un par de años coincidí en un concierto con Juan Ferrari, un amigo y excelente músico que ha tocado entre otros con Los BrujosoMalcom Scarpa, y que me habló de unos tal The Clientelecomo su grupo favorito del momento. En ese momento el nombre ni me sonaba pero el gusto mi interlocutor me hizo comprarme a ciegas su último disco de entonces para descubrir esa joya llamada “God Save The Clientele”. Así fue como descubrí al elegante combo británico afincado en Londres y ese fue el paso previo para hacerme con su discografía anterior (también a buen nivel pero por debajo de mi primera referencia). Ahora acaban de sacar su nuevo trabajo, "bonfires on the heath", que sigue los parámetros y la estela iniciada en su trabajo anterior completando otro gran disco donde la elegancia se darrama por cada poro. No llega al grado de excitación que me provocó su anterior álbum pero eso es debido probablemente a que ya no es terreno virgen e inexplorado y no volverá a llegar el día en el que escuche a The Clientele por primera vez. Tengo la espinita clavada de no haberles visto en directo nunca pero es algo que tiene solución.

Pero hablando de elegancia en la música (y en otras facetas de la vida) sería muy injusto dejar de citar a Neil Hannon, líder, cabeza y cerebro de esa magnífico concepto musical que aparece en público con el nombre de Divine Comedy. Hace unos días me topé con la sorpresa de saber que el amigo Neil se había embarcado en un nuevo proyecto musical aunando fuerzas con un tal Thomas Walsh en lo que se ha venido a llamar The Duckworth Lewis Method, curioso nombre que en realidad es un método estadístico que se utiliza en cricket y que creo que sirve para deducir el tanteo que habría tenido un equipo en un partido que se suspende. La referencia al Cricket no es casual ya que el disco entero es una especie de homenaje al más británico de todos los deportes. Un genial disco conceptual que retuerce la forma de hacer música del amigo Hannon (las referencias del otro autor no las conozco así que es muy difícil que las detecte) y que conforman una agradable collage de bonitas canciones y momentos mágicos. Una de las mejores sorpresas de lo que va de año que espero que tenga una continuación a la misma altura en un futuro no muy lejano.

Y para terminar un poco de Jazz es el estilo de música más asociado con la elegancia desde mi punto de vista. Otro de los discos que me compré en mi excursión veraniega por el medio oeste americano fue un recopilatorio de uno de mis percursionistas favoritos y uno de los artistas que para mi ha mezclado mejor este instrumento con el Jazz y el Swing de tradición más americana, es decir llevando los ritmos latinos a la música Jazz y no al contrario. El disco en cuestión se llama "Mr Versatile Mr Bongo Plays Jazz, Afro & Latin" y es un excelente recopilatorio de la primera época del artista grabado en la década de los 50 en un par de sesiones que por supuesto fueron recogidas en directo. Abruma en este sentido ver la calidad de los músicos de la época. Una gran y elocuente sesión de Jazz perfumada con los ritmos latinos y africanos que vienen con los instrumentos de percusión y a los que tan bien se adapta el género.

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