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Spanish bombs

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A estas alturas de película no creo que a nadie le sorprenda el que reconozca que durante una gran parte de mi vida sentía un cierto repelús por la música creada en este país, lo cual no deja de ser totalmente paradójico teniendo en cuenta que yo en ese mismo periodo de tiempo también era un músico de este país. No era totalmente radical y siempre había excepciones pero es cierto que tenía un cierto prejuicio a prácticamente todo lo que venía de dentro de las fronteras. La razón la he explicado muchas veces y sobre todo tiene que ver con la mala relación que tengo con la dichosa “movida madrileña” y sus consecuencias. Sin entrar a valorar el valor intrínseco de un movimiento que no viví más que desde la perspectiva de un crío sin hermanos mayores que no se enteraba de nada si que me parece reprobable, por no decir otra cosa, el daño que ha hecho a la creación musical que ha venido después. De forma completamente injusta todo lo que tiene que ver con música Pop en este bendito país tiene que ser comparado si o si con esa desgraciada época. Pop-español (o pop-en español) suele ser sinónimo en el 90% de los casos de artefactos musicales que imitan de forma descarada aquello que sonaba por aquel entonces lo cual podrías ser muy lamentable por si mismo pero todavía lo es más si la mayoría de la producción que se hizo entonces, puede que muy divertida, rompedora y arty, carecía significativamente de calidad. Sé que esto levanta espinas entre mucha gente pero lo creo así. Lo siento. Y no sólo en lo musical, todas las puertas que llevan al éxito o a vivir de la música están ocupadas por porteros de discoteca que se pusieron entonces y ahí siguen. Músicos, productores, periodistas, locutores, críticos,.. no existe relevo generacional ni lo existirá nunca mientras los sustitutos sean adoctrinadas fotocopias de lo que sustituyen. Los grupos de los 80 vuelven y siguen llenando estadios porque después no ha podido llegar nadie. No les han dejado llegar. Si lo pensamos lo único que ha aparecido en estos años son productos más o menos prefabricados, chicos y chicas latinas que nos venden la mentira de nuestra latinidad, los fenómenos extraños de Amaral o Dover (uno más comprensible que el otro) y elementos muy minoritarios liderados por Los Planetas. A principio de los 90 escuchar algo en castellano era recordar aquel sonido exagerado y extravagante y todos aquellos grupos de la movida que se pasaron a la cadena de montaje de la industria sin preocuparse de aprender a tocar la guitarra en muchos casos. Por eso los Happy losers (en lo que a mí me toca) cantaban en inglés. Porque me quería diferenciar lo más posible de todo aquello.

Con el tiempo he cambiado algo de parecer y he aprendido varias verdades. La primera es que una cosa es la gente y otra las personas y eso pasa en todos los aspectos de la vida. Con la edad he conocidos músicos de la época (más críticos incluso que yo) que aparte de ser buenos músicos son personas excelentes. También he descubierto grupos de la época que hacían ya cosas muy interesantes por entonces. Segundo y más importante es que en este barrio, en esta ciudad o en este país hay tanto talento ahora y ayer como en cualquier otra parte del mundo. Es sólo cuestión de buscarlo, poder encontrarlo y que se deje salir.

Esta semana he estado escuchando un puñado de grupos de muy diferente pelaje que lo único que los une (aparentemente porque después nada está tan lejos como parece) es haber nacido dentro de las fronteras de este país. Todo empezó el pasado fin de semana en el festival Cultura Pop celebrado en San Blas que fue donde descubrí a la Elastic Band, un curioso y muy original grupo de Granada (¿qué tendrá esta ciudad que tiene tal cantidad de grupos interesantes?) liderado por un antiguo miembro de Cecilia Ann. La propuesta en directo no podía ser más rompedora (sonidos pregrabados, bajo, batería…¡y mandolina eléctrica!) pero casi prefiero el disco “Boggie Each days” donde en forma de collage sonoro consiguen una colección de canciones tremendamente moderna y cool pero que no pierde el norte, que fundamentalmente es música pop y que con mucho criterio bebe de las mejores fuentes de la música. Algo que puso de moda Beck, que hace Fat Boy Slim en sus momentos más inspirados o que últimamente práctica ese tipo interesante que firma como Jim Noir pero algo que nunca había visto con tanta clase y buen gusto hecho tan cerca. Cantan en inglés y eso les hace parecer un grupo de fuera pero sinceramente a mi eso es algo que siempre me ha dado igual. La música y la inteligencia gracias a Dios no sabe de fronteras. El disco puede parecer exagerado en algún punto o que se abusa de los medios electrónicos… a mí sinceramente no me lo parece. Espero con ansias ver como crece la banda porque tiene muy buena pinta.

De los que no me hace falta ver su trayectoria para mostrar mi admiración es de Señor Mostaza. Ya dejé en este misma bitácora hace unos meses lo que me parecía su disco “Somos poco prácticos” y la sorpresa que supuso para mi. Eso provocó que fuese a verles en directo en la sala Galileo lo cual me sirvió no sólo para comprobar que tienen directo divertidísimo y contundente que merece mucho la pena sino para comprar con sumo placer su disco de debut “Mundo Interior” y tomar conciencia de que incluso me gusta todavía más que su secuela. Los parámetros son los mismos: buenas melodías, arreglos clásicos pero efectivos y bien ejecutados y esa particular y divertida ironía en las letras pero creo que en este primer disco suenan más frescos y naturales y que los momentos altos se multiplican todavía más veces. Gran disco sin duda que también recomiendo sinceramente a todos lo que piensan que el buen pop cantado en castellano no existe.

Y para terminar otro grupo (solista en este caso) que canta en inglés y que no tiene nada que envidiar a esa gran multitud de propuestas que semana tras semana nos invade desde "países bárbaros". Se trata de Alex Torío y su álbum de debut “last year’s man” (creo que tiene publicado un EP anterior pero no estoy seguro). Conocí al tal Alex Torío hace un par de años en el extinto Summercase al ser uno de esos artistas que tienen la mala suerte de abrir el festival en el escenario más pequeño y de peor sonido de todo el festival. No debíamos ser desgraciadamente más de 20 personas los que estábamos aquel caluroso sábado en aquella carpa infernal pero eso no fue óbice para que yo tuviese la suerte de descubrir a un artista muy interesante y atípico dentro del indie patrio. Lejos de histrionismos líricos y escénicos o fuegos artificiales de moderna electrónica en el escenario aparecía un músico que bebía de las fuentes de ese tipo de cantautores personales reencarnados todos en mi admirado Tom Waits. El concierto me gustó mucho pero tenía ganas de escucharlo en disco, disco que me ha llegado de una forma bastante retorcida. Gracias a esta misteriosa maravilla que se llama Internet hace unos meses empecé a colaborar con una web sobre el Atlético de Madrid que se “fabrica” en Barcelona (pobreatleti.com). Uno de las cabezas visibles de esa idea es compañero de trabajo del tal Alex Torío (profesor de matemáticas en Barcelona) y tuvo el grandísimo detalle de traerme una copiar original en una reciente visita. Curiosidades de la vida. El disco reproduce perfectamente lo que vi en directo con gusto, clase y profundidad. Un disco serio y elegante que eleva de nuevo la producción patria a la primera división. Por poner un único pero reconozco que me “chirría” un poco la dicción sajona de algunos de los pasajes pero probablemente sea rizar el rizo. Sin duda otro disco que merece la pena comprar.

Bonito es

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El concepto de arte ha sido y es una de las discusiones reiteradas a lo largo de los siglos por lo que el hecho en si de tanta controversia y tan poco consenso es una prueba irrefutable de que no parece haber ninguna definición que realmente se adapte al concepto sin dejar huecos o gente descontenta. En los últimos años se escucha mucho eso de que el arte debe ser una creación humana que despierte, provoque o motive algún tipo de reacción emocional en el espectador. A mi no me termina de convencer pero supongo que es útil para meter dentro de este ambiguo saco las excentricidades de algún que otro caradura con carisma e inteligencia, al que no le cuesta mucho deslumbrar a la cohorte de impresionables “eruditos” que suele merodear por cualquier foro relacionado con el arte. Yo respeto a todo el mundo y que cada uno piense lo que quiera pero me niego a admitir que “Strawberry Fields” o “Casablanca”, que me dan ganas de vivir, están en la misma categoría que las malolientes heces enlatadas de un niño de papa reconvertido en artista que lo único que me da es, en el mejor de los casos, asco (no es invención mía, hace pocos años se vendió como obra de arte un “truño” en lata). Siendo puristas ganas de vivir y asco son igualmente respuestas emocionales y por eso las dos cosas se consideran arte.

En el caso de la música soy incluso más talibán en los parámetros. La música, del estilo que sea, tocada con un ukelele o con la filarmónica de Berín, tiene que emocionarme para que la considere obra de arte. No vale con que me den ganas de vomitar o de dormirme, que también son respuestas emocionales. Es más, es imprescindible, al manos en mi caso, que el resultado tenga que ser fundamentalmente algo bonito.

Y bonitos, muy bonitos, son los discos que he escuchado hasta la extenuación esta semana. El primero, nada más que por aquello de los galones, es el nuevo trabajo que nos regala ese genio de mirada perdida, cerebro agujereado y talento infinito que responde al nombre de Brian Wilson. Viendo el estado anímico y físico del bueno de Brian desde hace muchos años, me tomo cada nuevo disco que aparece con la etiqueta de su nombre como algo totalmente inesperado y sólo por ello un regalo. Los discos modernos de Brian Wilson son como ideas que estaban condenadas a no ver la luz nunca jamás y que por circunstancias de bondad y amor a su talento por parte de gente que lo admira han acabado siendo realidad. Este “That Lucky Old Sun” es un buen disco sobre todo para rendidos admiradores como el que les escribe. No sé lo que será parte de Brian y lo que será parte de sus talentosos y entregados colaboradores (entre los que destacan la pareja pensante de ese secreto tan bien guardado conocido como The Wondermints). No lo sé pero me da igual. El disco es una delicia con pasajes preciosos que recuerdan al Brian más sencillo, el de los primeros tiempos, ese que fue y nunca volverá a ser. Las pequeñas motas de “caspa”, que haberlas las hay, se quitan simplemente soplando.

El disco es un homenaje deliciosamente cursi a su querida California pero sobre todo a la ciudad donde Brian ha vivido sus mejores y peores momentos: Los Angeles, L.A. Estructurado como disco conceptual, lo cual a mi me parece un gran acierto, el disco avanza sin pausas entre canciones y pasajes recitados en donde echa un cable el mítico escritor del mítico Smile (Van Dyke Parks). Pop, puro pop de la mejor escuela con momentos realmente buenos como: “Good kind of love”, “Live let live”, “Can’t wait too long” o la preciosa “Midnight’s another day”. En fin, Brian Wilson con bastante dignidad. ¿Qué más se puede decir?

Y muy bonito es también el último disco de Señor Mostaza, “Somos poco prácticos”. Por esas cosas absurdas de la vida y sobre todo por lo prejuiciosos que somos los músicos españoles para con los músicos españoles, descubrí al grupo por recomendación de un amigo argentino (imperdonable). No lo conocía porque ni tan siquiera había escuchado el nombre nunca antes pero cuando me lo dijo supuse que se trataría de alguno de esos grupos de “espectacular” éxito micro indie cuya sofisticada música nunca acabo de entender por más que la escucho. No pude ser más idiota pensando así porque con ello aparte de hacerme a mi mismo un tipo incoherente lo cual es algo que detesto hizo que tardara más tiempo en llegar a un magnífico grupo.

Con referencias al mejor pop de toda la vida (a mi entender) y un lógico acercamiento a los grupos pop que tienen al piano como principal arma arrojadiza (indefectiblemente aparece el nombre de mi admirado Ben Folds en la referencias que he leído del grupo) Señor Mostaza es una gran banda muy disfrutable. Una de esos grupos con personalidad propia y al margen de modas cool que son atípicos en la escena patria lo que les hace incluso más apetecible. El disco está compuesto por diez canciones construidas con talento y solvencia a través de una instrumentación en apariencia sencilla pero que como casi todas las cosas que parecen sencillas no lo es. Todo ello rematado con unas melodías que no me importaría fuesen mías con las que cuentan historias concretas y precisas subiéndose de una manera muy particular sobre unas letras cargadas de importantes dosis de cinismo e ironía. Me gusta. Me gusta mucho. Me parecería un crimen que “Ser vulnerable” no fuese mundialmente conocida (porque si lo fuese seguro sería un hit) o que esa preciosa píldora de pop llamada “Minitragedia de Arconada” se quedase escondida dentro de un disco escondido. El mundo es cruel y el mundo de la música lo es más todavía así que no me extrañaría nada. Yo lo único que puedo hacer es denunciarlo gritándolo lo más alto que pueda y disfrutarlo en la intimidad.

Así que con estos precedentes no me ha apetecido escuchar más que cosas bonitas esta semana y por eso no podía cerrar esta humilde crónica de otra forma que no fuese con un disco bueno y muy bonito. Que mejor opción que “Meaningless” el que creo es el único disco en solitario de ese misterioso genio de la música conocido como Jon Brion. Aquellos que gusten de leer los libretos de los discos o los créditos de las películas conocerán ya al personaje puesto que ha sido productor o colaborador de gente como: Elliot Smith, Wallflowers, The eels, Aimee Mann,.. y es el autor de bandas sonoras tan bonitas como las de: “The eternal sunshine of the spotless mind” (magnífica película, por cierto) o “I Heart huckabees” (aquí traducida como “extrañas coincidencias”). Un tipo reputado que conoce perfectamente los entresijos de lo que debe ser una canción pop y que se mantiene en un oscuro segundo plano dentro del panorama oficial.

El disco no lo tengo físicamente. Me lo pasaron en MP3 hace tiempo y lo he escuchado mil veces pero el día que lo vea a tiro pasara a mi estantería. Lo tengo claro. Creo que merece la pena. De hecho haciendo el blog he descubierto que el propio Jon lo vende a través de su web así que ya sé lo que tengo que hacer. Tiene el estilo melódico de los discos de Elliot Smith pero menos retorcido y con un olor bastante menos opresivo. Buenas canciones y una producción magnífica de esas que a pesar de lo rebuscado de casi todo tienes que pararte a reflexionar para darte cuenta de lo que ha hecho. Es tan ingeniosa que pasaría como una producción normal para cualquiera. Bien tocado y bien cantado vas pasando por cortes de personalidad propia y exquisito gusto hasta acabar en “Voices”, al parecer una versión de Cheap Trick (desconozco el original). Un disco para tener, sin duda.

Sonando ahora en mi ipod (otro que no se cansa de hacer canciones bonitas):

Black dressEd Harcourt
"Strangers" (Heavenly/2004)