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Leía la semana pasada un artículo en EL PAÍS que se sorprendía, o al menos hacía noticia de ello, de que muchos grupos emergentes (y consagrados) de la escena madrileña decidían grabar y cantar en inglés. En el infame reportaje, porque este tipo de reportajes en EL PAÍS y en le resto de periódicos son infames, se cuestionaban cuestiones de tal calado como el dilucidar si era coherente o no el que alguien que estaba cantando una canción en el idioma de la pérfida Albión se dirigiese al público entre tema y tema en castellano, su idioma materno, que además era el idioma de la inmensa mayoría del público. Habiendo debates tan interesantes como si tiene sentido el que los periodistas musicales sepan más de moda o de fútbol que de música o el que un profesional que se dice periodista se dedique a cuestionar el idioma en el que se expresa un artista sin tener ni puñetera idea (ni intención de tenerla) de lo que el artista está diciendo, sinceramente me parece un debate menor.

Pero el problema es que llueve sobre mojado. Hace quince años leí exactamente el mismo debate y tuve que lidiar personalmente con los mismos intolerantes casposos a los que parecía dolerle mucho el que yo, o en realidad los Happy Losers, decidiésemos cantar en inglés nuestras canciones. ¿Tan importante es? ¿Para quién es tan importante? Me parece absolutamente del género estúpido que alguien cuestione el idioma inglés teniendo en su casa una discografía donde más del 90% de los títulos son en ese idioma. Es estúpido e incoherente. “Es que los que escriben esas canciones han nacido en EEUU o en Inglaterra” dirá el más avanzado de esta estirpe de xenófobos. ¿Y qué más da? ¿Alguien mira la partida de nacimiento de los cantantes antes de comprar un disco? ¿Sería necesario hacer un test a todos los artistas para ver si el idioma en el que cantan es coherente con el que aprendieron de pequeños? ¿Tendrá que demostrar alguien que escribe una canción sobre Venecia, sobre suicidios o lesbianismo que conoce venecia, conoce el suicidio en primera persona o que es activista homosexual? ¿Habría que traducir todas las óperas y por supuesto prohibir a Plácido Domingo cantar en italiano? Es todo tan estúpido… Evidentemente el idioma en el que alguien cante es algo que me da absolutamente igual. Parece lógico que me llegue antes aquella música que está escrita en idiomas que más o menos entiendo pero no es esencial. Tengo discos en italiano, sueco o serbocroata que me encantan y en muchos casos no tengo ni idea de que hablan (aunque a veces me he preocupado de buscarlo).

Por todo esto esta semana me ha dado por escuchar grupos españoles jóvenes y sin complejos que no tienen ningún problema en expresarse en el idioma que les da la gana y que además consiguen hacerlo con mucho talento y diligencia para deshonra de tanto plumillero hipócrita. Desde aquí, y ahora que yo me he pasado al idioma castellano (por otras razones que no tienen nada que ver), reivindico la libertad a la hora de escribir música siempre que está sea de calidad o talento y se haga desde el corazón en lugar del "qué dirán".

Y lo primero que me gustaría destacar, porque ha sido una gran sorpresa y una de las grandes sorpresas de este año, es el trabajo de debut de Wild Honey, el descriptivo nombre bajo el que se esconde el talento de Guillermo Farré, “Epic Handshakes and a bear hug”. Un fabuloso y precioso disco que flirtea con encanto, talento y clase por entre las orillas del Pop que a mi personalmente más me gusta. Referencias obvias pera canciones nada obvias. Talento desbordante para la melodía y para la construcción de Pop de apariencia sencillo que precisamente es el más complicado de hacer. Pop de las últimas tres décadas mezclado en la cocktelera del talento y tamizado por ese bosque que existe porque una vez un tal Brian Wilson plantó el primer árbol. Al parecer es un disco grabado fundamentalmente en casa del propio autor pero pasado por el inestimable rodillo de Brad Jones, productor de exquisito gusto y trayectoria intachable. Un genial disco que como suele ocurrir últimamente con los disco de excelencia no ha colaborado con el apoyo de ningún sello discográfico y que está siendo autoeditado. De hecho se puede descargar gratuita y legalmente desde la red pero recomiendo no hacerlo por dos razones: la primera es que todos los discos merecen ser pagados pero en especial los que son de esta catadura y segundo porque el trabajo artístico del álbum (en especial en vinilo) es también digno de ser visto. Una gran alegría para un servidor este “Epic Handshakes and Bear Hug” de Wild Honey.

Otra sorpresa también ha sido el álbum “I lost my glasses” de Brian Hunt, un tipo al que simplemente tenía catalogado dentro de esa inagotable corriente de grupos y solistas que se apuntan al indie-Folk de catecismo siguiendo la estela del último Hype anglosajón y que por tanto no me había interesado nada hasta ahora pero que como muchas otras veces he tenido que cambiar de etiqueta simplemente con escuchar su trabajo. Su música es más deudora de la tradición americana y del Folk de raíces clásico que a cualquier otra cosa pero con una producción atrevida y desacomplejada que hace que el disco disponga de pocas fisuras y que encaje perfectamente en las “selectas” discografías de esos señores lánguidos que creen marcar la tendencia musical en nuestro país (ingenuos). El disco no obstante está muy bien y rezuma una madurez y originalidad impropia no de un trabajo publicado en este país sino impropia en la lista infinita de grupos que todas las semanas llegan a las tiendas (fundamentalmente virtuales).

Y para terminar algo que no ha resultado ser sorpresa por la única razón de que ya tenían ganado un lugar privilegiado en una esquina de mi corazón. Estoy hablando de “The End of Maiden Trip” el último disco de los toledanos The Sunday Drivers un grupo con el que me une además de una rendida admiración por su sobresaliente talento varias conexiones personales y emocionales que me hacen muy difícil juzgar sus trabajos con objetividad. Aun así, creo que no es difícil hacerlo porque estoy seguro de no equivocarme cuando digo que sus discos están entre lo mejor que se ha publicado en este país. Esta última entrega me parece la menos directa pero a la vez la mejor producida, algo que me consta que es algo que les ha obsesionado desde el principio. A todos aquellos que piensan que este disco no tienes los hits de sus álbumes anteriores les pedirían que sigan escuchando el disco varias veces. Verás como aparecen...

3 comentarios:

astrobuzo dijo...

Uf, arduo debate. De todas formas, yo creo que nadie habla de prohibir. A mí, por ejemplo, me suelen gustar más los grupos de aquí que cantan en español, aunque no reniego de los que se expresan en otras lenguas (de los tres discos que comentas, he escuchado dos). Sólo me da un poquito más de pereza comprar sus discos. Es cuestión de gustos.

Cómo va ese disco?

lukah boo dijo...

Eso lo entiendo perfectamente, el que sea una cuestión de gustos, pero me repugna que se cree un debate cuasipolítico en torno al idioma (es decir el modo) con el que se expresa la gente.

Especialmente cuando lo último que se tiene en cuenta es lo que se está diciendo.

Una pregunta con interés sociológico solamente: ¿te da perece comprar discos de grupos que cantan en inglés o discos de grupos españoles que cantan en inglés?

El disco va... lento. Estoy un poco desesperado por la cantidad de problemas que tengo y la cantidad de personas que con su mejor voluntad (así lo quiero creee) me han ido dejando colgado. Pero bueno saldrá. No sé cuando pero saldrá...

Un abrazo,

astrobuzo dijo...

Seguro que sale. Ánimo!

Te respondo a la pregunta: me da pereza comprar discos de grupos españoles que se expresan en un inglés pobre, con acento chusco, pudiéndolo hacer en una lengua que dominan, como la materna. Y me da pereza por eso mismo, porque me importa lo que se dice y, sobre todo, cómo se dice. ¿Has oído lo último de Josh Rouse cantando en español? Es de vergüenza ajena. ¿Escuchaste "Nos vemos por ahí" de Chariot? Lo mismo. Espero que los grupos españoles que se expresan (o expresaron) en inglés no hagan tanto el ridículo. Y te lo dice uno que ha comprado discos de Lord Sickness, El Inquilino Comunista, Dover, The Happy Losers, Maddening Flames, Protones, Ross y un largo etcétera de grupos españoles que eligieron el inglés para expresarse. Repito, me da un poco más de pereza, pero nunca renegaré de la música por la lengua en la que esté cantada.

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