Pues sí, ya es una realidad. Todo lo que tenía que estar grabado en el disco ya está grabado. Tengo un registro escrito de todo lo que ha sido el proceso de este disco interminable pero me da pánico mirar atrás y revisarlo así que lo dejaré para disfrute de generaciones venideras (iluso). Hace tanto tiempo que empecé que ya ni me acuerdo y han pasado tantas cosas entre medias que al final ha cambiado todo desde los objetivos hasta las perspectivas, desde la forma hasta el fondo, pero lo cierto es que ahí está. Falta mezclar unas cuantas cosas, masterizar, meterlo en su cajita (aunque esto va a ser algo más complicado porque queremos que aparezca acompañado de un libro de relatos) y voilá. Siento por un lado una sensación de alivio y por otra muchas ganas de empezar a pensar en otras historias que no tengan nada que ver con el maravilloso mundo del ProTools y sus circunstancias. Una de las cosas de las que tengo ganas de hacer, de las más sencillas, es la de poder tener tiempo de escuchar música que no tenga nada que ver con la mía. Y es que durante todo este tiempo, por más que lo intentaba, era difícil separar las dos cosas en el sentido espiritual pero también en el físico, ya que si tenía tiempo de sentarme a dejarme mecer por la combinación imprevista de esas benditas siete notas musicales significaba que también tenía tiempo para poder trabajar en mi propio rinconcito lo que teniendo en cuenta la acuciante escasez de tiempo que afecta al adulto moderno, hacía que ambas actividades fuesen incompatibles y me decantase por lo segundo.
Puede que por eso me ocurra el efecto de que últimamente algunos discos destinados claramente a ocupar un lugar preferencial en mi cabeza acaban bajando algunos escalones o abandonando dicho lugar privilegiado (privilegiado nada más que para mí, claro). Grand Archives es una banda de Seattle que nació como una de esas bandas satélite que aparecen en escenas de alta actividad, como la que siempre ha tenido Seattle, en torno a un grupo de culto que nadie conoce. En este caso la disolución de unos tal Carissa’s Wierd (ni idea que lo que se esconde musicalmente tras ese nombre pero es donde estaba presente Mat Brooke) dio con la formación de varias formaciones y entre ellas Band of Horses donde también aparece Mat Brooke aunque pocos años después decidiera iniciar su propio proyecto: Grand Archives. Hace un par años apareció su álbum de debut que para mi supuso un gran descubrimiento (como ya comenté en este mismo sitio) y sin duda uno de los mejores discos del año. Ahora aparece la continuación “Keep in mind Frankestein” cuyas expectativas para este que escribe eran tremendamente altas pero que debo decir no se han confirmado. Puedo que la razón sea precisamente eso de lo que hablaba al principio y no he tenido el tiempo, la paciencia o el ánimo para poder entender el disco en toda su plenitud pero la realidad es que me ha dejado frío. Bastante frío. Mucho más acústico que su anterior (aunque en principio eso no es malo pero aquí acaba por serlo), menos dinámico y sobre todo mucho menos fresco y natural. Más parecido a Fleet Foxes que a Mojave 3 o los Jayhawks. He intentado darle varias vueltas en muchos escenarios distintos y es cierto que aguanta mucho mejor la afrenta en espacios solitarios y con grandes dosis de concentración pero incluso así no me sale decir que sea un disco notable. No me lo parece. Una pena pero me quedo con la espinita de saber si seré yo o serán las circunstancias.
Lo que no ha resultado decepcionante sino todo lo contrario ha sido otra opción sobre la que no tenía ninguna expectativa pero que me ha encantado. Hace tiempo hoy hablar de un grupo americano, creo que de Ohio, llamado “The Very Most” del que alguien alguna vez me pasó un disco o una canción (no me acuerdo) pero que no debió decirme gran cosa porque sólo retuve el nombre. Hace poco vi que habían sacado un disco llamado “A year with The Very Most” que en realidad recogía los EPs publicados el año anterior, cada uno de los cuales estaba dedicado a una estación del año. Podéis creerlo o no pero esa era una idea, la de sacar 4 Eps dedicado cada uno a una estación, la yo tenía en la cabeza desde que los Happy Losers grabamos el EP navideño y aun así es una idea que no descarto. El caso es que me llamó la atención lo suficiente como para hacerme con el disco. Gran acierto por mi parte porque me encanta. En este caso me ha ocurrido lo contrario respecto a la concentración porque me da igual cuando, donde y como lo ponga que siempre me acaba gustando. Indie-pop en carne y en espíritu de matriz británica pero con esa ausencia de complejos que hace a los grupos americanos últimamente se dediquen copar los pódiums del género. Una propuesta eminentemente pop que se construye alrededor de bonita canciones luminosas y de muy alto contenido melódico con guiños que van desde los terrenos más lánguidos, a los más alegres, de los flirteos con la electrónica al clasicismo de la factoría Brian Wilson. Curiosamente además el collage funciona como álbum y se pueden distinguir claramente los ambientes relacionados con cada estación. Una muy grata sorpresa.
Mirándolo ahora a toro pasado tampoco veo exactamente donde está la relación pero escuchando esta semana estos dos discos me vino a la cabeza Beulah y uno de mis discos favoritos de los de San Francisco que es el “When Your Heartstring breaks”, como si este se tratase de un trabajo a mitad de camino entre los dos. Escuchándolo bien, como digo, creo que no es así pero no importa porque ha servido para repescar un disco que hacía mucho que no escuchaba y que en su día supuso para mí toda una revelación. Ese “Sunday Under Glass” que ahora estoy escuchando es una de las canciones que más veces he metido en un recopilatorio. Una banda con los cimientos bien anclados en un barrizal de purismo indie pero que se atrevía a coquetear con el Orch-pop a través de canciones de genuino espíritu californiano y hacerlo además sin ningún tipo de complejos. Luego se hicieron más experimentales pero sin perder esa particular forma de diseñar canciones extrañas y sencillas a la vez. El grupo se separó hace años pero dejó cuatro discos muy recomendables, cada uno en su momento y en sus circunstancias.
Puede que por eso me ocurra el efecto de que últimamente algunos discos destinados claramente a ocupar un lugar preferencial en mi cabeza acaban bajando algunos escalones o abandonando dicho lugar privilegiado (privilegiado nada más que para mí, claro). Grand Archives es una banda de Seattle que nació como una de esas bandas satélite que aparecen en escenas de alta actividad, como la que siempre ha tenido Seattle, en torno a un grupo de culto que nadie conoce. En este caso la disolución de unos tal Carissa’s Wierd (ni idea que lo que se esconde musicalmente tras ese nombre pero es donde estaba presente Mat Brooke) dio con la formación de varias formaciones y entre ellas Band of Horses donde también aparece Mat Brooke aunque pocos años después decidiera iniciar su propio proyecto: Grand Archives. Hace un par años apareció su álbum de debut que para mi supuso un gran descubrimiento (como ya comenté en este mismo sitio) y sin duda uno de los mejores discos del año. Ahora aparece la continuación “Keep in mind Frankestein” cuyas expectativas para este que escribe eran tremendamente altas pero que debo decir no se han confirmado. Puedo que la razón sea precisamente eso de lo que hablaba al principio y no he tenido el tiempo, la paciencia o el ánimo para poder entender el disco en toda su plenitud pero la realidad es que me ha dejado frío. Bastante frío. Mucho más acústico que su anterior (aunque en principio eso no es malo pero aquí acaba por serlo), menos dinámico y sobre todo mucho menos fresco y natural. Más parecido a Fleet Foxes que a Mojave 3 o los Jayhawks. He intentado darle varias vueltas en muchos escenarios distintos y es cierto que aguanta mucho mejor la afrenta en espacios solitarios y con grandes dosis de concentración pero incluso así no me sale decir que sea un disco notable. No me lo parece. Una pena pero me quedo con la espinita de saber si seré yo o serán las circunstancias.
Lo que no ha resultado decepcionante sino todo lo contrario ha sido otra opción sobre la que no tenía ninguna expectativa pero que me ha encantado. Hace tiempo hoy hablar de un grupo americano, creo que de Ohio, llamado “The Very Most” del que alguien alguna vez me pasó un disco o una canción (no me acuerdo) pero que no debió decirme gran cosa porque sólo retuve el nombre. Hace poco vi que habían sacado un disco llamado “A year with The Very Most” que en realidad recogía los EPs publicados el año anterior, cada uno de los cuales estaba dedicado a una estación del año. Podéis creerlo o no pero esa era una idea, la de sacar 4 Eps dedicado cada uno a una estación, la yo tenía en la cabeza desde que los Happy Losers grabamos el EP navideño y aun así es una idea que no descarto. El caso es que me llamó la atención lo suficiente como para hacerme con el disco. Gran acierto por mi parte porque me encanta. En este caso me ha ocurrido lo contrario respecto a la concentración porque me da igual cuando, donde y como lo ponga que siempre me acaba gustando. Indie-pop en carne y en espíritu de matriz británica pero con esa ausencia de complejos que hace a los grupos americanos últimamente se dediquen copar los pódiums del género. Una propuesta eminentemente pop que se construye alrededor de bonita canciones luminosas y de muy alto contenido melódico con guiños que van desde los terrenos más lánguidos, a los más alegres, de los flirteos con la electrónica al clasicismo de la factoría Brian Wilson. Curiosamente además el collage funciona como álbum y se pueden distinguir claramente los ambientes relacionados con cada estación. Una muy grata sorpresa.
Mirándolo ahora a toro pasado tampoco veo exactamente donde está la relación pero escuchando esta semana estos dos discos me vino a la cabeza Beulah y uno de mis discos favoritos de los de San Francisco que es el “When Your Heartstring breaks”, como si este se tratase de un trabajo a mitad de camino entre los dos. Escuchándolo bien, como digo, creo que no es así pero no importa porque ha servido para repescar un disco que hacía mucho que no escuchaba y que en su día supuso para mí toda una revelación. Ese “Sunday Under Glass” que ahora estoy escuchando es una de las canciones que más veces he metido en un recopilatorio. Una banda con los cimientos bien anclados en un barrizal de purismo indie pero que se atrevía a coquetear con el Orch-pop a través de canciones de genuino espíritu californiano y hacerlo además sin ningún tipo de complejos. Luego se hicieron más experimentales pero sin perder esa particular forma de diseñar canciones extrañas y sencillas a la vez. El grupo se separó hace años pero dejó cuatro discos muy recomendables, cada uno en su momento y en sus circunstancias.
3 comentarios:
"queremos que aparezca...". ¿Quién te lo va a sacar??
Si te sirve de consuelo, a mí me pasó lo mismo con el segundo de Grand Archives.
Mmm... Beulah... ahora mismo me los pongo.
Gracias querido Astrobuzo...
Todavía no sé el nombre del sello que lo va a sacar pero a estas alturas salir sale seguro.
El tema es que queremos que sea algo un poco diferente en cuanto a formato y presentación y en eso estoy ahora mismo pero es cuestión de tiempo...
Más que consuelo, me reafirmo en tu buen gusto... ja, ja , ja.
Un abrazo,
cuando sale tu disco??
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