Hotel room

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Los días en los que duermo fuera de mi casa por razones que no tengan que ver estrictamente con mis ratos de ocio me ponen muy triste. Puede parecer estúpido pero es así. En esos días todas las características de la personalidad que se relacionan con la tristeza como la melancolía, la nostalgia, la soledad, el pesimismo,… aparecen por mi torturada cabecita, acostumbrada ya desgraciadamente, con razón y sin ella, a esos dañinos sentimientos. Esta semana he estado fuera de mi casa por razones que simplemente acordarme me produce ardor de estómago así que dejémoslo ahí.

Normalmente en estás circunstancias tiendo a refugiarme en la música más triste y depresiva de mi extensa (particularmente en ese campo) discografía, pero esta vez ha sido diferente. Esta vez sentía que era realmente de verdad y tenía miedo de juguetear en las lindes del equilibrio emocional que se nos supone a los seres humanos, especialmente cuando tenía que exponerme al mundo más de lo que yo acostumbro, así que de forma forzada y artificial he buscado otros soportes musicales más animados para animarme y acompañar esas horas de mi vida que he malgastado.

La primera elección fue fortuita pero acertada. El imprevisible modo aleatorio de mi ipod tuvo a bien elegir uno de los mejores discos que he escuchado en los últimos años: "The land of pure imagination" de Roger Manning. Inmediatamente quite el modo aleatorio. Se trata del primer trabajo en solitario del tal Roger Joseph Manning Jr, un oscurísimo disco que reconozco no tengo en formato original (una vez lo vi en una tienda madrileña y me he arrepentido muchas veces de no pagar el elevado precio que me pareció entonces) de uno de los miembros pensantes de Jellyfish, también presente en algunos discos de Beck, Air y otros grupos del panorama indie norteamericano. El disco, en mi humilde opinión, es una auténtica maravilla de principio a fin, desde la primera canción a la última. Un magistral ejercicio de pop preciosista que tocando varios palos, siempre dentro del pop más melódico, aparece envuelto en una producción moderna y vanguardista que sin embargo se muestra retro a los oídos del afortunado receptor.

Too late for us now”, “Wish it world rain”, “What you don’t know about the girl”,….todas ellas podrían aparecer en cualquier de mis recopilatorios de favoritos. Preciosas canciones, algunas de ellas verdaderamente redondas, cuyo hilo conductor es un excelente uso de la melodía, un afortunado uso de la psicodelia bien entendida, un esclarecedor uso de multitud de sonidos de sintetizador marcianos (y a veces kitch), mucho piano y bastante espíritu de eso que se inventó en los años 60 y que todos sabemos compone la columna vertebral de la música Pop. Un disco para degustar con los ojos cerrados, un ligero meneo de cabeza, una sonrisa y que no deberían perderse los amantes de las canciones bonitas.

Nada fortuita fue sin embargo fue la escucha exhaustiva de un grupo americano llamado Tally Hall y su álbum de debut de nombre impronunciable: “Marvin’s Marvelous Mechanical Museum” puesto que supone para mi una de las gratas sorpresas de entre la abundante oferta de grupos americanos que de alguna u otra forma se relacionan con el Power-Pop, cosa con la que por otra parte no estoy de acuerdo. El disco es un sorprendente ejercicio de eclecticismo de muy alto nivel técnico y creativo. Un disco muy largo (aunque no particularmente denso) cuya estructura principal se mueve entre el pop americano de guitarras pero salteado constantemente con elementos presuntamente ajenos como el rap, sucedáneos de upbeat negroide, guiños al country acústico (preciosas por cierto), baladas de piano a lo Bend Folds,… para acabar con una especie de Calipso. Es inevitable la referencia a They might be Giants por aquello de la extravagancia pero para mi no se parecen más que en el espíritu.

Es un disco de pop bastante barroco, histriónico por momentos, pero que acaba resultando coherente y de los que apetece volver a escuchar con más tiempo para intentar descubrir otros detalles. No sé de donde ha salido esta banda o si sus miembros tienen referencias anteriores reseñables pero es un nombre al que seguiré porque me da que lo mejor está aun por llegar.

Y bueno en esos momentos en los que no quería estar pendiente de la música pero que no me apetecía escuchar el ensordecedor silencio de mi habitación de hotel he estado pinchando un disco de Latin-Jazz que sin matarme de emoción cada vez que lo pongo si que los considero interesante y sin duda definitivamente perfectos para este menester.

Se trata de un compilado de Mogo Santamaría, virtuoso percusionista y omnipresente miembro del universo Latin, que ha recopilado y ofrecido para disfrute de las nuevas generaciones, a más que razonable precio, esa maravillosa rara avis del panorama discográfico nacional que se llama Vampi Soul. Un largísimo compilado (yo creo que nunca he conseguido escucharlo seguido) plagado de cortes de un sofisticado latin-jazz más cercano al free-Jazz que al Latin-soul. “Dr Gasca” no defraudaría nunca pinchada en una fiesta de bailongos cool.



Sonando ahora mismo en mi ipod:

Way Down now – World Party
(Goodbye Jumbo – Papillon/1990)

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