El gran héroe americano

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Ayer me sorprendí a mi mismo tocando en la guitarra la canción que acompañaba a una de esas series que veía en las tórridas tardes de verano de hace muchos, muchos años: “el gran héroe americano”. La canción se titula “Believe it or not” y no tengo ni idea de quien la canta pero la escuché tantas veces en su día que se me quedó pegada en la cabeza y me trae buenos recuerdos cada vez que la escucho. Supongo que el estado de extrema melancolía que me acompaña últimamente me hace refugiarme en esos momentos pasados que recuerdo más cercanos a eso que los optimistas llaman felicidad.

Y felices fueron esos veranos igual que felices eran las personas que salían en esas series americanas donde siempre, al final, todos eran buenos, la amistad triunfaba por encima de todas las cosas y el bien, la lealtad, la honestidad, el orgullo, la fidelidad, la alegría eran la moneda de cambio común que todos entendían y respetaban. Como la vida misma, vamos. Todas esas series empezaban además con una bonita canción, casi siempre cercana al Power-pop americano más horterilla, que como el agua a través de una esponja se incrustaban en el cancionero popular que todos llevamos en una parte de la psyque. “El gran héroe americano”, “primos lejanos”, “padres forzosos”, “cheers”, “juzgado de guardia”,… en fin, los que sean de una edad cercana a la mía entenderán en seguida de lo que estoy hablando.

Esta semana me he comprado y escuchado el segundo disco largo de la banda inglesa The Feeling, “Join with us” y creo que de alguna manera puede que sea esta la razón que explica lo de mi sesión guitarrera de ayer. The Feeling es un grupo que descubrí hace un par de años de una forma muy tonta pero que es como suelo descubrir muchas de las cosas que me gustan. Estaba en los cines Renoir de la Plaza de España y en el cielo sonaba una canción que me gustó a la primera escucha. Pop fresco y atemporal de melodía reconocible y adornos corales. Me llamó la atención lo suficiente como para dar el coñazo a la gente que trabajaban ese día en el cine hasta dar con los autores de la melodía: Se trataba de “Sewn” una de las canciones de su fantástico primer CD: “Twelve stops and home”. Un disco de pop acaramelado y con cierto toque FM pero cargada de buenas canciones, un trato exquisito de la melodía y un gusto extemporáneo por los arreglos corales. Una muy grata sorpresa que se vio refrendada con el disco y cuando disfruté (por dos veces) de su magnífico directo. Muchas de las canciones de The Feeling parecen la sintonía de alguna de esas series de las que antes hablaba y quizás sea por eso por lo que me gusta el grupo.

Este “Join with us” es una buena continuación del trabajo anterior pero presenta los problemas típicos que aparecen unidos a todo lo que queda enmarcado dentro del concepto de secuela. No sorprende (si conoces el disco anterior) y las cosas buenas que tienen (gran cantante, coros, instumentistas,…) te las esperas. Independientemente de todo eso cuando escuchas un temazo como “join with us” (que desgraciadamente escuché ayer en la televisión como fondo de un anuncio de coches, creo) se te olvidan todos los epítetos a los que tenemos que recurrir para hablar de música y te dejas llevar por una canción prácticamente redonda. Hasta un tierno como yo se pone a menear sus crines virtuales con ese final de Rock setentero tan espectacular.

Aun así creo que este disco se queda por debajo del anterior y el último tramo del mismo se me hace realmente difícil. Es cierto que ya desde su primer disco han coqueteado siempre con los guiños roqueros de los 70 más horteras pero creo que aquí llega a algunas fases en las que se pasan. El saxofón “brucespringstiniano” llega a empalagar y algunos toques que en pequeñas dosis aparecen sutiles también llegan a hacerse incómodos según avanza el disco (todo esto desde mi punto de vista, claro). En cualquier caso me sigue pareciendo un disco recomendable sobre todo para escuchar un viernes por la tarde después de una semana de mierda.

Hace unos días también estaba escuchando uno de esos “carruseles deportivos” estivales de la SER que tan poco interés tienen cuando uno de los que allí hablaban, no sé por que razón ni con que objetivo, pinchó una canción de un grupo americano llamado Foxboro Hottubs que no estaba nada mal. Una especie de The Strokes en sus momentos más inspirados. Nunca había escuchado hablar de ese grupo y me llamaba mucho la atención el que un grupo del que yo no sabía nada saliese radiado en un lugar como el “Carrusel Deportivo” de Pepe Domingo Castaño.

Poco después se despejó la duda. Foxboro Hottubs es un grupo paralelo formado por los mismos chicos de Green Day. Su primer disco “Stop Drop and Roll” es la plataforma para que los archiconocidos punk-pop-rockers den rienda suelta a su querencia por el Garage, el rock psicodélico y los sonidos más roqueros de los sesenta. No está mal y defienden con mucha dignidad y criterio todos esos estilos tan alejados del mainstream y que tantas y tan altas pasiones despiertan entre muchas comunidades musicales del planeta (malasaña entre ellas) pero el experimento no creo que pase de un muy buen ejercicio de diversión por parte de unos amantes de la música que se han hecho millonarios tocando la música que les gustaba con 18 años y que probablemente estén cansados de seguir haciendo lo mismo.

Y para terminar simplemente un comentario de algo que me pasa pero que no siempre me atrevo a confesar. Reconozco que hay varios artistas, generalmente americanos y generalmente cercanos a ese estilo entre el Folk, la americana y el rock que podríamos asociar a, por ejemplo, Ron Sexmith (aunque no es un buen ejemplo de lo que voy a decir), que tienen reconocido prestigio dentro de la comunidad musical más elitista y purista, que no paran de sacar discos que reciben excelentes críticas en los medios especializados pero que a mi no terminan de tocarme. Uno de esos casos es el de Aimee Mann.

Conocí a esta artista porque un buen amigo me regalo uno de sus discos: "Bachelor #2". El disco es bonito, esta bien tocado, bien cantado y suena de fábula pero no le he vuelto a escuchar desde que llegué a esa conclusión. Tenía tan buena prensa que me compré otro trabajo anterior llamado "I'm with stupid" y me pasó lo mismo (aunque me pareció más flojo y lo escuché todavía menos) y de nuevo me ha vuelto a ocurrir lo mismo con su último trabajo “@#%&*! Smilers”. Se que es cruel y que probablemente esté equivocado diciendo esto pero me parece que todos son el mismo disco. No me emocionan y si la música no emociona es mejor no insistir. Hay discos que necesitan varias escuchas para llegar al corazón (y suelen ser los mejores) pero en esas ocasiones siempre hay algo que te invita a poner el disco otra vez. Cuando eso no ocurre de forma natural e intentas forzarlo lo normal es no tener éxito. Al menos a mi me ocurre así.

Sonando ahora mismo en mi ipod:
Hope – Cloud Cult
The meaning of 8 – Rebel Group/2007

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