Del infinito al cero

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Las personas que tenemos la mala costumbre de tirarnos de cabeza a todo aquello por lo que sentimos pasión sin comprobar el estado de la piscina o al menos la existencia de un líquido amortiguador solemos pasar, como resultado de la caída, por estados extremos de ánimo con todo lo que eso conlleva. Esta semana, para variar dirán algunos, ha sido especialmente rollercoaster (y perdón por el anglicismo). Esto de intentar hacer un disco en solitario con pocos medios y menos futuro es una cosa fascinante pero muy complicada que me está provocando unos vaivenes emocionales para hombres de corazón resistente y un estado de ansiedad permanente por encima de la media (que ya era alta). Si a eso le unes el devenir diario de la secuela de El Padrino que protagonizo en mi vida laboral, el plus de baby-sister que me ha venido esta semana llovido del cielo, el devenir de las cosas que tienen que darme alegrías como el Atleti o mis amigos más inteligentes que resultan acabar siendo disgustos y preocupaciones… pues en fin.

Pero he tenido momentos mágicos y preciosos esta semana que por otro lado me niego a reproducir en palabras porque sé que me voy a ir por las ramas hacia terrenos oníricos y confusos de difícil comprensión pero sobre todo para no poner más en peligro mi cuestionada masculinidad. Lo que si que no me da ninguna vergüenza reconocer es el disco que me acompañaba en esos momentos y lo mucho (¡muchísimo!) que he disfrutado de ello. En mi extensa (o no, según con quien me compare) discografía tengo fundamentalmente discos cantados en el idioma de la pérfida Albión pero también se puede encontrar el castellano, el francés, el portugués, el serbocroata y hasta lo que quiera que se hable en Mali pero no tenía hasta ahora discos cantados en italiano. Hace una semana vi en la FNAC un disco sacado por Elefant Records con un diseño muy Elefant que como casi todo lo que sale con esa etiqueta me llamó la atención (lo que no siempre es suficiente para lo acabe comprando). Intenté escucharlo pero las cada vez en peor estado máquinas del establecimiento no lo tenían registrado en su base de datos. Le di una cuantas vueltas, me percaté que a pesar del nombre, Fitness Forever, era un grupo italiano que cantaba en italiano, que las referencias que aparecían para venderlo me gustaban, que tenían una canción llamada Bacharach… todo ello pico mi curiosidad lo suficiente para que me lo llevara a casa y gracias a Dios que soy un tipo curioso porque el disco me ha encantado y pasa por méritos propios a formar parte de mis discos favoritos de los últimos tiempos. Sé que decir esto me va a hacer perder mi reputación frente a mucho machote rockero pero francamente aparte de que me da igual no creo que mucha gente lea esta bitácora musical así probablemente ni se enteren. El disco es un precioso y preciosista ejercicio de Orch-Pop/Soft-Pop del bueno, del divertido, del bonito, del aparentemente inocente. Un magnífico puñado de canciones totalmente Pop desde todos los puntos de vista con referencias e influencias de todas las cosas Pop del planeta, vestidas de vientos, cuerdas, coros, teclados, voces femeninas… y encima cantado en ese italiano que lo envuelve todo en un ambiente a lo Dolce Vitta que a mí me encanta. Como un disco de La Casa Azul menos electrónico y más orgánico o unos primeros The Heavy Blinkers más optimistas y menos sofisticados. Me contaba el propio Luis Calvo (Capo de Elefant) que detrás del aparente cuarteto se esconde la figura de una única cabeza que lo dirige (un tal Carlos Valderrama), una cabeza a la que por supuesto habrá que seguir. Hacía mucho tiempo que no tenía la sensación de un disco se me hiciese corto y eso es bueno.

Pero las cosas no pueden estar siempre en lo alto y el espíritu tampoco así que para esos momentos de transición lo que pasaba a través de mis oídos era una de las recomendaciones que me hicieron hace semanas en una de mis tradicionales visitas a Escridiscos. Como ya he dejado dicho en este mismo sitio mi relación con el Power-pop de catecismo ha tenido sus periodos más o menos felices y no pasa precisamente por su mejor momento pero reconozco que este “Jupiter Optimus Maximum” de los americanos The Tomorrows me ha hecho ser algo más optimista con el género. El disco, sin terminar de matarme, es un buen ejercicio de Power-pop que a pesar de englobar todos los clichés del género resiste con personalidad propia, buena ejecución y canciones solventes. Demasiado largo o espeso en algunos momentos y probablemente falto de hits lo cierto es que el disco como conjunto tiene un sabor agradable y se hace querer. La edición que tengo, supongo que por intentar luchar contra la piratería con medidas que a los piratas se la sudan, viene con otro CD que contiene un concierto en directo pero reconozco que todavía no lo he escuchado… y dudo que alguna vez lo haga. No me gustan los discos en directo.

Puedo prometer y prometo que no tengo ninguna dificultad para encontrar entre mis discos alguno que me acompañe en los malos momentos. Tengo horas y horas de “musica suicida” para todo aquel que la necesite pero esta semana he tenido a bien acompañarme de un verdadero suicida que a su vez considero un auténtico genio musical y del que soy un gran admirador: Elliot Smith. Creo que fue el año pasado cuando se publicó un doble CD que reunía las maquetas que el artista guardaba en su casa así como otras rarezas no publicadas o publicadas en revistas minoritarias y sitios así. El doble disco se publicó con el nombre de “New Moon” y no es desde luego el mejor disco para iniciarse en la compleja obra de Elliot Smith puesto que se trata de canciones fundamentalmente acústicas (voz y guitarra) apenas arregladas, sofisticadas y oscuras al igual que su autor, pero que si puede resultar interesante para seguidores como yo que aun así ha tenido que digerirla en pequeños sorbos prolongados en el tiempo. Parece increíble que una mente tan compleja y torturada pudiese crear una música tan bonita y delicada. Siempre se ha dicho que los peores momento son los artísticamente más inspiradores y yo no puedo menos que confirmar dicha aseveración.

1 comentarios:

Anonymous dijo...

Hola Rony,
llevaba algún tiempo sin leerte y pasaba por aquí para recomendarte el disco de Fitness Forever, pero ya veo que te has adelantado.
De todas maneras, tengo un as en la manga: Giorgio Tuma "my vocalese fun fair", también de elephant. Espero que lo disfrutes, besetes.
Angélica
P.s.: imposible ir el viernes a ver a lukah boo, estaba muy pocha.

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