En esta época de locos que nos ha tocado vivir donde prácticamente cualquier contratiempo es motivo de ansiedad y donde la constante competición en la que la publicidad, el sistema democrático y la economía galáctica que se estila por este lado del “mundo libre” generan más damnificados que bendecidos, es muy difícil encontrar a alguien que no esté estresado. Yo lo estoy, tú lo estás y él lo está. Valorar cuánto hay de cierto en semejante sensación es muy difícil. Es algo que da mucho juego y de alguna manera ya lo he dejado escrito en otro sitio así que no volveré a repetirme. Con trasfondo justificado, real o no el caso es que la sensación existe y ahí está.
Esta semana he tenido la “suerte” de pasar unos cuantos días en uno de esos ateneos del anti-estrés al estilo McDonalds que están tan de moda en estos tiempos de inmediatez y neoliberalismo. Sí, he estado en un SPA. A modo de paquetes de comida rápida tipo McMenus se te ofrece alcanzar el reposado edén en un par de sesiones así que yo también he consumido. Evidentemente el “hambre” vuelve a aparecer pocas horas después pero lo cierto es que el ratito que pasas degustando la hamburguesa es generalmente disfrutable. Puro capitalismo.
Como quería efectuar una inmersión lo más efectiva posible en el mundo feng shui del relax y el buen rollo seleccione a conciencia la música a escuchar en días tan señalados y la primera opción fue el último disco de Neil Halsteid, “Oh! Mighty Engine”. El británico, líder indiscutible de Mojave 3, es una debilidad personal. Su nombre para mi aparece (y aparecerá) siempre asociado a un viaje que hice con los happy losers hace ya unos cuantos años, precisamente por tierras muy cercanas al desierto del Mojave, y del que guardo un grato recuerdo que se hace todavía más grato según van pasando los años, Sergio se compró el fabuloso “Excuses for travellers” en alguna tienda del área de San Diego y durante todos aquellos días fue la banda sonora de la furgoneta. Conocía al grupo desde algunos años antes cuando compartimos escenario con ellos en la "legendaria" edición del FIB en la que los Happy Losers aparecían en el cartel, pero no fue hasta aquel viaje cuando finalmente me entraron en vena.
Tengo el resto de su discografía pero creo que ese disco es la cúspide de su carrera. El resto de trabajos, dentro de su genuino y monocorde estilo, no desmerecen en general aunque su última entrega “Puzzles like you”, despojado del clasicismo de sus anteriores álbumes y más “alegre” que de costumbre, no me había convencido en absoluto. Por eso he acogido con gran cariño este disco en solitario ya que paradójicamente es aquí, cuando no es Mojave 3, donde encuentro los Mojave 3 que más me gustan. Mucho Folk suave de poso americano, medios tiempos, languidez, sonidos eminentemente acústicos, bonitas melodías que se repiten hasta cansar y letras oníricas. Algo menos oscuro que su anterior trabajo en solitario (“Sleeping on Roads”) pero bastante más Mojave 3 que los últimos discos que salieron con esa etiqueta. Sin duda un gran disco para escuchar en una terraza después de haber salido de una doble sesión de termas romanas, sauna escandinava y baño turco.
Igual que lo es (para eso y para prácticamente cualquier cosa) “Moondance”, uno de mis discos favoritos de ese geniecillo huraño y gruñón que responde al nombre de Van Morrison. Hablar a estas alturas y en un tablón tan humilde como este de Van Morrison es algo que no sólo no tiene sentido sino que me da hasta vergüenza. Más aún teniendo en cuenta que no soy ni mucho menos un experto en la extensa y compleja discografía de este hombre que pasa por estilos como el Folk o el Soul y que además los mezcla de un modo tan genuino y delicioso como irrepetible. Este “Moondance” creo que es un buen ejemplo del Van Morrison más prototípico y personalmente me gusta más que su “joya de la corona”, el archiconocido "Astral Weeks”. Equidistante de muchos estilos exquisitos como el Jazz o el Folk (más americano que irlandés aunque hay quien dice que es lo mismo) el resultado es una música tremendamente agradable, inteligente, enigmática y de personalidad arrolladora que encima está rematada por esa reconocible voz tan difícil de encontrar entre seres humanos de tez blanquecina. En fin, Van Morrison.
Pero todo se acaba en esta vida y el Relax prefabricado también lo hace. Qué mejor opción entonces para volver al movimiento acelerado del devenir diario que el último trabajo de unos rejuvenecidos R.E.M que además tiene un nombre que no puede venir más al pelo: “Accelerate”. A estas alturas de película los de Athens no tienen que demostrar nada a nadie y mucho menos a mí. En lo extra musical no puedo tener más que admiración y envidia por unos tipos que siempre han sido coherentes con su discurso, su música, su forma de entender el mundo y que sin dejar de ser un grupo ni dejar de ser auténticos han alcanzado cotas artísticas y profesionales reservada a sólo un puñado de privilegiados en el complicado mundo de la música. Como una vez definió el propio Michael Stipe probablemente sean el “borde más aceptable de algo inaceptable”.
En lo musical tienen una colección de trabajos tan extensa y completa que es difícil de digerir o diseccionar en pocas palabras. Personalmente y a pesar de los reproches de los muy fans, que siempre apuntan a los inicios menos comerciales, me quedo con el exitoso periodo de “Green” y “Out of Time“ (aunque sé que mucha gente reniega de este disco), que culminó en el sublime “Automatic for the People”. A partir de ahí el resto de trabajos (para mí) bajan notablemente el listón hasta cotas peligrosas según se acercan en el tiempo. Sin embargo este “Accelerate” es un trabajo que más que digno yo calificaría de notable. Tiene grandes temas, vuelven a retomar ese característico estilo para la producción con imaginación pero sin histrionismo y sobre todo se enganchan como lapas a ese Pop clásico pero vanguardista al que le deben lo que son.
Asfalt Tango – Fanfare Ciocarlia
"Baro Biao:World Wide Wedding" (Piranha/2000)
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