Segundas oportunidades

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Eso de “dar una segunda oportunidad” es algo que últimamente se estila poco (si es que alguna vez se ha estilado) porque seamos sinceros, las segundas oportunidades nunca son verdaderas segundas oportunidades. Decimos que damos otra oportunidad pero en realidad sigue doliendo aquello que ocurriese en la primera ocasión, con lo que en el mejor de los casos los ojos estarán muy abiertos y la receptiva a flor de piel, si es que no has decidido ya de antemano condenar al autor por los motivos originales y haga lo que haga después.

La verdad es que tampoco me parece mal. Siempre he odiado esa coletilla cristiana del saber perdonar tan cacareada en los dogmas religiosos básicamente porque me parecía una sutil ranura por la que se colaban los listos. Yo podía haber sido fiel a mi novia durante 20 años mientras la novia de mi amigo era incapaz de soportar en peso de la pronunciada osamenta que crecía en lo alto de su cabeza cada fin de semana pero eso sí, mi amigo pedía un sentido perdón cada vez que volvía de ampliar sus horizontes y los dos, el y yo, volvíamos a estar en la casilla de salida. ¿De qué me sirve ser bueno si a los que no lo son les basta con pedir perdón para estar a mi altura? ¿Quién me compensa a mí ahora por todo lo bueno de ser malo que no he podido disfrutar? Me siento estafado. Por eso precisamente no soy famoso de ser un tipo muy tolerante con los que obran mal ni soy muy amigo de las segundas oportunidades aunque el tiempo y el juicio que poco a poco entra en mi ser (¿o era que sale?) está cambiando mi perspectiva. No sé si esto es bueno o malo pero al menos en este caso gracias a las segundas oportunidades he podido disfrutar de tres buenos discos que de otra forma nunca hubiese disfrutado.

Llevo un par de años escuchando y leyendo muchas (demasiadas) referencias a Brian Wilson entre las lumbreras indie utilizadas para hablar de artefactos sonoros de difícil calificación. Si fuese algo que estuviese bien cimentado o que fuese realmente verdad no tendrían ningún problema con ello y de hecho estaría encantado porque significaría que el mundo ha aparcado momentáneamente esa locura estúpida, instaurada hace años entre los creadores de moda musical, que dicen que la melodía y la música pop son cosas del pasado (prefiero no comentar la impresionante estupidez de tal afirmación), pero desgraciadamente no es verdad. Estoy harto de comprarme discos cuyo corazón creativo parece estar basado en las locuras del señor Wilson y que en realidad solamente se trata del enésimo bodrio pseudointelectual que dormiría tanto Brian Wilson como a este que escribe. Evitaré dar nombres porque últimamente estoy harto de enfrascarme en peleas cibernéticas pero hay más de uno. Cuando escuché hablar por primera vez de Fleet Foxes se me pasó todo esto por la cabeza (también hablaban de referencias a los Beach Boys y otras cosas que no tenía nada que ver) así que pensé que era la misma historia otra vez y aparque el disco. Me equivoque. Sin que me parezca la “maravilla irrepetible” que le parece a mucha gente por ahí, sí que me parece un buen disco bien hecho, bien escrito y con momentos muy altos. Se me hace algo pesado en el último tramo pero probablemente porque es uno de esos discos para escuchar concentrado lo cual es harto difícil hoy en día. Las referencias a Brian Wilson puede que existan (o no) pero se difuminan en el fondo y no me parecen precisamente patentes permanentemente, que por otro lado es como tiene que ser. Es pop campestre, calmado con un aroma a espiritualidad hippie y sentimiento bastante cuidado que podría parecer forzado pero no lo es puesto que suena honesto que es lo que generalmente me falta en este tipo de discos. Un buen disco de debut, sin duda.

Al igual que me parece muy interesante ese combo llamado The week that Was que ha editado el ecléctico disco que tiene el mismo nombre del grupo. Me consta que la banda cuenta con miembros de Field Music entre sus cerebros lo cual es una garantía aunque el resultado visible no tenga mucho que ver con la referencia. El disco es bastante difícil de escuchar en el sentido de clasicismo puesto que las estructuras son poco ortodoxas, los estribillos desaparecen, los ritmos dejan pequeña la definición de originales y casi todo está envuelto en un halo de rareza de esa que tanto gusta a los críticos que les encanta escribir de música pero no tanto escucharla. Sin embargo el disco suena natural y nada forzado lo cual es tremendamente difícil de conseguir con ese planteamiento y esto es algo que lo digo tanto como músico como consumidor de música. Una especie de Pop progresivo que no me gusto al principio pero a fuerza de despertar mi curiosidad ha terminado colándose entre los discos más pinchados en mi ipod.

Igual que lo ha hecho esa humilde joyita llamada “Getting to the point it beside it” que ha publicado el grupo denominado I love Math. Reconozco que lo primero que me llamó la atención fue precisamente el nombre de la banda que no puede ser más friki (¡me gusta!) aunque por entonces pensé que era otro “grupito indie”, sin más, y tampoco sabía que se trataba de una especie de supergrupo indie con miembros de Old 97’s o Apples in Stereo y lo dejé aparcado. Tampoco es que el tema de sus miembros sea muy significativo porque yo no encuentro el Country modernizado de los Old 97’s ni las locuras Pop de los Apples in Stero sino que más bien el resultado es un bonito álbum de soft-pop ingenioso y delicado a partes iguales que podría haber firmado unos Belle & Sebastian americanos o uno de entre tantos grupos de lo-fi que habitan en la América profunda pero esta decidido por fin a escribir un disco de pop a secas. Un interesante descubrimiento sin duda que también dejé injustamente en la esquina del ipod durante mucho tiempo.

2 comentarios:

astrobuzo dijo...

Con The Week That Was me pasa como con The National o The Dodos, que me parece que gran parte de su originalidad radica en un ritmo de batería/percusión bastante machacón, por lo que se me hacen un poco cansinos. Aunque las melodías y la canción en sí me gusten... A The Dodos los definían como "cantante folk junto a batería experimental".

lukah boo dijo...

A mi me pasa un poco lo mismo. En algunos casos si intento darle más oportunidades acabo pillando el asunto pero con la mayoría de grupos de este tipo me acabo aburriendo. Por eso cuando encuentro alguno que me dice algo más (como es el caso) me llama la antención.
¡Un saludo!

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