Hace ya tiempo que se ha demostrado científicamente que no siempre la distancia más corta entre dos puntos es la línea recta. Tan concreta afirmación hoy parece obvia en el mundo de la física relativista pero los seres humanos seguimos sin ser plenamente conscientes del asunto. Hace unos años los sufridos parisinos se morían por una ola de calor que estaban sufriendo porque los pobres se dedicaban a abrir de par en par las ventanas con lo que conseguían justo lo contrario de lo que querían. Los meses que pasé viviendo en Arabia Saudita también me demostraron que con 50ºC a la sombra lo mejor es tomarse un te bien calentito. Puede que la razón de nuestra ingenuidad se deba a que todavía no se ha escrito la ley concreta que transcriba lo que dice la física avanzada al devenir de los humanos o puede también que, independientemente de teorías inteligibles, entendamos de forma egoísta que la línea recta es la menos cansada.
El caso es que algo así es lo que me ha pasado a mí esta semana. Aupado por el subidón de ver a la selección nacional de fútbol ganar un título por primera vez desde que abrí los ojos en este mundo y sobre todo tras el chute de moral que fue el me propusieran sacar un disco bajo el epígrafe lukah boo (veremos en que acaba), decidí dejarme de experimentos musicales, chicos lánguidos cantando sus penas o de blandengues como yo que andan desorientados en este mundo donde se paga tan caro definirse y optar por el sonido de guitarras. ¡Rock & roll! Craso error. Lejos de levantarme la moral lo que he conseguido es amplificar mi histerismo y eso si, levantarme un sonoro dolor de cabeza. He probado con mucha nueva propuesta guitarrera pero nada. Ninguna ha hecho verdadera mella en mí.
Reconozco de antemano mi alergia a todo ese movimiento de revival new-wave, post-punk, que ha venido asolando las listas cool durante los últimos años y que afortunadamente remite poco a poco. Muy pocos grupos de todos esos que se imitaban entre ellos, y que a su vez imitaban a grupos de los 70’s/80’s (que también se imitaban entre ellos), han acabado gustándome. Los podría contar con los dedos de una mano pero uno de ellos sería probablemente The Fratellis, unos chicos ingleses que llegaron de puntillas y casi al final a toda esa movida pero que lo hicieron con un disco que estaba francamente bien: "Costello Music". Los descubrí porque me gustó el nombre pensando que lo habían sacado de aquella familia italiana que amedrentaba a los pobres Goonies pero por lo visto no tiene nada que ver.
Hace poco han publicado su segundo álbum denominado “Here we Stand” pero sin ser un mal trabajo ha supuesto una decepción para mi. El segundo disco para cualquier banda es probablemente el mayor reto al que enfrentarse si quiere mantener una carrera de largo recorrido así que tampoco debe considerarse una sorpresa mayúscula. Seguro que se recuperan. Este “Here we Stand” suena mejor, está mejor producido, estilísticamente es algo más ambicioso (aunque tampoco de forma exagerada), intuyo que las letras están algo más trabajadas,… pero para mi es peor. Fundamentalmente por dos cosas. La primera, la menos importante, es que no tiene la frescura, naturalidad y falta de pretensiones de su primer trabajo y la segunda es que las canciones son menos redondas. Puede que necesitase otro estado de ánimo para sacar el partido que se merece pero aun así no creo que superase nunca la posición que tiene su primer disco en mi lista imaginaria.
Pero más decepcionante ha sido todavía el nuevo trabajo de Weezer, el llamado álbum rojo. Conocí a Weezer hace ya muchos años en un extinto (creo) pero mítico programa que emitían en el segundo canal de la MTV, 120mins. Yo por entonces (principios de los 90) no tenía televisión por cable ni posibilidad de ver ninguno de los canales de la MTV pero si que tenía acceso Sergio, mi amigo y compañero de grupo en los happy losers, así que me hacía el favor de vez en cuando de grabar varios programas en una cinta de video y pasármela. Las novedades me llegaban con meses de retraso pero afortunadamente eso es algo que siempre me ha dado totalmente igual. En una de esas cintas escuche por primera vez “Undone – the sweater song” la cual destacaba entre el resto de propuestas alternativas. Me gusto esa forma de tocar música pop con evidente signo 60’s pero con unas guitarras poderosas que más de una vez no me hubiese importado poder imitar.
El primer disco de Weezer, el azul, donde aparece esa canción, sigue siendo mi favorito pero en los discos posteriores de la banda siempre al menos había un par de temas magníficos que pasaban a ser hits aunque las canciones alrededor pasaran poco después al sueño de los justos en el olvido. En esta nueva propuesta no encuentro ese par de canciones por ningún sitio. Lo único que veo es una colección de temas bien ejecutados pero que no me dicen nada. Una pena pero por suerte o por desgracia Weezer es un grupo que no tiene que demostrar a estas alturas nada a nadie y menos a mi.
Quien si me ha sorprendido, y esto es una verdadera sorpresa, es el último disco de Blind Melon. Los americanos son una de esas bandas que surgieron en los 90 dentro del movimiento alternativo pero más o menos emparentado con la tradición más rock de la América roquera. A mi me llegó algo de ellos en su día (gracias a uno de los muchos amigos medio-heavies que tenía por entonces) y francamente me sonaba a una mezcla de Guns & Roses y Soundgarden nada apetecible. Ni me acuerdo el disco que era.
Pero en esta vida cambia uno y sus circunstancias. El grupo tuvo un parón de 10 años debido a que su cantante murió por sobredosis y en esos años mis prejuicios por el rock americano o la tradición country debieron irse disipando por el camino. No estoy muy puesto en la trayectoria de la banda pero creo que sus seguidores daban por hecho la desaparición de la misma hace no mucho tiempo. Sin embargo a principios de año apareció este “For my friends” que francamente me parece un gran disco, sobre todo teniendo en cuesta que se enmarca en un estilo del que tradicionalmente reniego. Coherente, honesto, intenso y algunas canciones que de las que ten quedas escuchando cuando entran en tu cerebro sin querer. Sorpresas te da la vida.
Sonando ahora mismo en mi ipod:
El caso es que algo así es lo que me ha pasado a mí esta semana. Aupado por el subidón de ver a la selección nacional de fútbol ganar un título por primera vez desde que abrí los ojos en este mundo y sobre todo tras el chute de moral que fue el me propusieran sacar un disco bajo el epígrafe lukah boo (veremos en que acaba), decidí dejarme de experimentos musicales, chicos lánguidos cantando sus penas o de blandengues como yo que andan desorientados en este mundo donde se paga tan caro definirse y optar por el sonido de guitarras. ¡Rock & roll! Craso error. Lejos de levantarme la moral lo que he conseguido es amplificar mi histerismo y eso si, levantarme un sonoro dolor de cabeza. He probado con mucha nueva propuesta guitarrera pero nada. Ninguna ha hecho verdadera mella en mí.
Reconozco de antemano mi alergia a todo ese movimiento de revival new-wave, post-punk, que ha venido asolando las listas cool durante los últimos años y que afortunadamente remite poco a poco. Muy pocos grupos de todos esos que se imitaban entre ellos, y que a su vez imitaban a grupos de los 70’s/80’s (que también se imitaban entre ellos), han acabado gustándome. Los podría contar con los dedos de una mano pero uno de ellos sería probablemente The Fratellis, unos chicos ingleses que llegaron de puntillas y casi al final a toda esa movida pero que lo hicieron con un disco que estaba francamente bien: "Costello Music". Los descubrí porque me gustó el nombre pensando que lo habían sacado de aquella familia italiana que amedrentaba a los pobres Goonies pero por lo visto no tiene nada que ver.
Hace poco han publicado su segundo álbum denominado “Here we Stand” pero sin ser un mal trabajo ha supuesto una decepción para mi. El segundo disco para cualquier banda es probablemente el mayor reto al que enfrentarse si quiere mantener una carrera de largo recorrido así que tampoco debe considerarse una sorpresa mayúscula. Seguro que se recuperan. Este “Here we Stand” suena mejor, está mejor producido, estilísticamente es algo más ambicioso (aunque tampoco de forma exagerada), intuyo que las letras están algo más trabajadas,… pero para mi es peor. Fundamentalmente por dos cosas. La primera, la menos importante, es que no tiene la frescura, naturalidad y falta de pretensiones de su primer trabajo y la segunda es que las canciones son menos redondas. Puede que necesitase otro estado de ánimo para sacar el partido que se merece pero aun así no creo que superase nunca la posición que tiene su primer disco en mi lista imaginaria.
Pero más decepcionante ha sido todavía el nuevo trabajo de Weezer, el llamado álbum rojo. Conocí a Weezer hace ya muchos años en un extinto (creo) pero mítico programa que emitían en el segundo canal de la MTV, 120mins. Yo por entonces (principios de los 90) no tenía televisión por cable ni posibilidad de ver ninguno de los canales de la MTV pero si que tenía acceso Sergio, mi amigo y compañero de grupo en los happy losers, así que me hacía el favor de vez en cuando de grabar varios programas en una cinta de video y pasármela. Las novedades me llegaban con meses de retraso pero afortunadamente eso es algo que siempre me ha dado totalmente igual. En una de esas cintas escuche por primera vez “Undone – the sweater song” la cual destacaba entre el resto de propuestas alternativas. Me gusto esa forma de tocar música pop con evidente signo 60’s pero con unas guitarras poderosas que más de una vez no me hubiese importado poder imitar.
El primer disco de Weezer, el azul, donde aparece esa canción, sigue siendo mi favorito pero en los discos posteriores de la banda siempre al menos había un par de temas magníficos que pasaban a ser hits aunque las canciones alrededor pasaran poco después al sueño de los justos en el olvido. En esta nueva propuesta no encuentro ese par de canciones por ningún sitio. Lo único que veo es una colección de temas bien ejecutados pero que no me dicen nada. Una pena pero por suerte o por desgracia Weezer es un grupo que no tiene que demostrar a estas alturas nada a nadie y menos a mi.
Quien si me ha sorprendido, y esto es una verdadera sorpresa, es el último disco de Blind Melon. Los americanos son una de esas bandas que surgieron en los 90 dentro del movimiento alternativo pero más o menos emparentado con la tradición más rock de la América roquera. A mi me llegó algo de ellos en su día (gracias a uno de los muchos amigos medio-heavies que tenía por entonces) y francamente me sonaba a una mezcla de Guns & Roses y Soundgarden nada apetecible. Ni me acuerdo el disco que era.
Pero en esta vida cambia uno y sus circunstancias. El grupo tuvo un parón de 10 años debido a que su cantante murió por sobredosis y en esos años mis prejuicios por el rock americano o la tradición country debieron irse disipando por el camino. No estoy muy puesto en la trayectoria de la banda pero creo que sus seguidores daban por hecho la desaparición de la misma hace no mucho tiempo. Sin embargo a principios de año apareció este “For my friends” que francamente me parece un gran disco, sobre todo teniendo en cuesta que se enmarca en un estilo del que tradicionalmente reniego. Coherente, honesto, intenso y algunas canciones que de las que ten quedas escuchando cuando entran en tu cerebro sin querer. Sorpresas te da la vida.
Sonando ahora mismo en mi ipod:
Sheepdog – Mando Diao
(Bring’em in – 2003/Mute)
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