Lukah goes Latin

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Recuerdo exactamente el día en el que empezó todo hace unos pocos años. Era viernes (o víspera de festivo) y estaba hablando con un compañero y amigo, amante de la música como yo, sobre discos y conciertos. En un momento dado mi interlocutor me comentó que esa noche iría a una fiesta en el centro madrileño en la que pinchaba un amigo suyo, muy mod, que era especialista en soul y derivados pero que especializaría esa noche en los sonidos cercanos al Boogaloo. “¿Te gusta el Boogaloo?”, me dijo. Claro, le contesté yo, pero según lo estaba diciendo se me pasó a toda velocidad toda mi extensa discografía por mi mente descubriendo con perplejidad que no tenía ni un solo disco de eso que genéricamente se llama Boogaloo. En realidad no tenía ningún disco de nada parecido. De hecho me empecé a preguntar si realmente me gustaba el Boogaloo o mi respuesta obedecía más bien a mi hábil conocimiento sobre las etiquetas cool que se manejan en el lado cool de la vida.

Estaba todo aquello rondando mi cabeza cuando menos de 24h después, estando en una magnífica tienda de discos fuera de Madrid, escuché a uno de los dependientes decir la frase “es un magnífico recopilatorio de Latin-Soul y Boogaloo” mientras sostenía un pequeño digi-pack en la mano. En ese momento se encendieron mis ojos y comenzó la carrera. Jamás hubiese sabido por donde empezar a atajar mi curiosidad al respecto si no hubiese sido por aquel anónimo dependiente que puso ante mis ojos un recopilatorio editado por ese Shangri-La de los ritmos latinos que es el sello Vampisoul (rinconcito de Munster). Aquel magnífico disco dio el pistoletazo de salida a mi zambullida en un desconocido mundo de una música completamente ajena a lo que hasta entonces había sonado en mi cabeza. Después de aquel recopilatorio vinieron otros y después otros discos completos de los artistas que más me llamaban la atención. El Boogaloo, un estilo que apenas duro un par de años a finales de los 60’s, dio paso en mi discografía a otros derivados entre el Latin-soul y el Latin-Jazz hasta completar una mini discografía con un buen puñado de referencias míticas.

En mi reciente paso por ese maravilloso rincón del medio oeste norteamericano conocido como Chicago me hice con varios discos de este genero y uno de ellos fue el magnífico “bobo’s beat” de Willy Bobo el gran percusionista neoyorquino (vecino del mítico “El Barrio” en el Harlem hispano) que fue la primera referencia con su nombre de uno de los grandes nombres del Latin-Jazz. La reputación del artista es indiscutible y aunque el grueso de su carrera y la fama le vino después dentro de las filas del mítico sello Verve, años antes de firmar con la etiqueta más laureada del Jazz el bueno de Willy Correa había ya grabado algunas referencias de excelente calidad en sellos más pequeños como este “bobo’s beat” publicado en el sello Roulette. El disco es una sucesión de instrumentales orquestados con el genuino estilo del señor “bobo”, elegantes y de mucha personalidad, que atrae por versiones clásicas de jazz y temas míticos de la Bosanova, estilo del que el propio Willy Bobo reconoció siempre ser un gran admirador y deudor.

Otro de los grandes nombres del universo Latin de finales de los 60 y principios de los 70 es “Mr New York”, el genuino Joe Bataan, probablemente uno de los grandes nombres del Latin-Soul de todos los tiempos. Vecino de Willy Bobo en el legendario Spanish Harlem el bueno de Joe se acerco más a los sonidos más crudos y salvajes que sus “hermanos” de color practicaban en el lado afro-americano del Harlem neoyorquino en lugar de al más sofisticado Jazz. Ese fue de hecho el origen del Boogaloo, jóvenes hispanos intentando hacer soul, y de ahí partió el también mítico sello Fania que pocos años después expandiría por todo el mundo la Salsa (un derivado más sofisticado y más latino de aquel originario Boogaloo) y en ese sello también quedó retratado el peculiar, particular y fantástico soul de Joe Bataan. Fue también en Chicago donde me hice con este “Gipsy Woman” que fue el segundo trabajo publicado por Joe Bataan y que es un buen ejemplo de sus magníficos primeros discos donde pildorazos de Latin-Soul como “Gipsy Woman”, “So Fine” o “Chickie’s Trombone” se mezclan con otros temas de claro tinte salsero cantados en castellano (curiosamente no por Joe Bataan que sólo cantaba en inglés) mostrando otra faceta de los primeros años del artista que no aparece en los recopilatorios cool del señor Bataan.

Y para terminar es de justicia poner una referencia del sello Vampi Soul, el origen de todo para mí. En su pequeño pero coqueto e interesante catálogo aparecen varios discos que tratan de recoger la música peruana de los últimos años sesenta y primeros setenta desde el garage o el rock hasta los sonidos más tropicales y negros. En algunos de esos recopilatorios aparece recurrentemente el nombre Nilo Espinosa, saxofonista de dilatada carrera cuyos trabajos me resultaron lo suficientemente interesantes como para hacerme con el recopilatorio que Vampi Soul dedica a su nombre y que tiene el sugestivo nombre de “Shaken not Stirred” que tan famoso hizo a James Bond. El disco es un interesantísimo repaso a la carrera del artista a través de sus múltiples grupos y colaboraciones con estilos que pasan por todos los palos del sonido Latin desde el Boogaloo hasta la música disco, desde el Jazz al Soul pasando por el Funky. Una opción bastante cool para sorprender a los amigos de lo exclusivo.

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